miércoles, 2 de abril de 2014

Érase una vez un Faro... 

Capítulo 3


Después del relato del Consejo de Sabios, en aquel lejano país, las perspectivas de los Ciudadanos pacientes empezaron a cambiar. A pesar de la oscuridad en la que se hallaban inmersos por culpa de la Maldición oscura "crisis económica", lograron ver con más claridad las verdaderas intenciones del Gobierno malvado, escondidas tras la construcción del Faro apodado como "privatización sanitaria".


El Gobierno malvado, pretendía en realidad introducir el mercado en el Sistema Sanitario mediante la compraventa de la asistencia y abrir espacio a los seguros privados de salud, que en aquel lejano país apenas daban cobertura al 13% de la población, en comparación con el cercano país galo, donde daban cobertura a un 96% de la población.

Dado que el Sistema Sanitario Público, pretendiendo ser universal y equitativo, tendía al déficit económico, y a sabiendas que todos los Ciudadanos pacientes algún día necesitarán asistencia sanitaria, no sólo el Gobierno malvado, sino también muchas empresas públicas, vieron en la sanidad un negocio generador de beneficio: el mercado de la salud.

De este mercado, se pretendía extraer la máxima rentabilidad económica, bajo la presión de los que contrataban a las empresas privadas, lo cual supondría una reducción lo más amplia posible del costo para aumentar los ingresos. Así, la inevitable confrontación entre rentabilidad económica y los beneficios en salud, podría acabar actuando en detrimento de los resultados en salud, sobre todo para aquellas enfermedades con una baja rentabilidad económica como es el caso de las enfermedades crónicas tan frecuentes en aquel lejano país.


Se supo además, que la construcción de aquel Faro, estaba siendo promovida por  enormes Monstruos; organizaciones, quienes espantadas y asustadas por el estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera en sus rostros, vieron en ello la oportunidad de disponer de los fondos destinados a la salud dentro de cada país, algunos de estos personajes del cuento fueron el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.

Los Ciudadanos pacientes eran conscientes de que parecía imposible separar excelencia médica de excelencia empresarial, pero entendiendo esta relación como el compromiso por parte de todo clínico al considerarse como un gestor sanitario y de todo gestor al verse como clínico y sólo así, gestión sanitaria y práctica profesional podrían complementarse y no llevarse a cabo como actividades antónimas.

Así, la construcción del Faro  se había frenado, pero ¿qué podía hacer aquel país para arrojar algo de luz en el seno de la Maldición oscura?



YUYI




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