martes, 25 de marzo de 2014

Corte de vientres: ¿la norma en los partos?

Las tasas de partos por cesárea están aumentado en diversos países – un hecho que es incongruente con el modo de parto preferido por las madres. En Suramérica, la región donde más cesáreas se practican en el mundo, estas tasas están llegando a proporciones del 40% de todos los partos, más del doble del límite de 15% recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Cuando dividimos los partos entre el sector de prestación de servicios sanitarios público y el sector privado en países suramericanos, vemos grandes diferencias. Se nos presenta una paradoja. Mientras que las madres perciben que la decisión sobre el modo de parto en el sector público es exclusivamente del médico, en el sector privado esta decisión es discutida entre el profesional y el paciente, llegando así a un acuerdo más justo. Sin embargo, las tasas reales nos muestran otra cara de la moneda.

En todos los países Suramericanos se presenta una mayor incidencia de partos por cesárea en el sector privado que en el sector público, llegando a tasas del 60 - 80% de partos por cesárea en el sector privado en países como Brasil, Chile, México y Venezuela. Es así como se alzan preocupaciones sobre la cantidad de cesáreas que se realizan con el propósito de agilizar los partos para desalojar las camas más rápido y de esta forma permitir nuevas admisiones, complaciendo el ánimo de lucro de las organizaciones sanitarias. El pago por acto, utilizado en muchos sistemas sanitarios, puede contribuir con este deseo de efectivizar el trabajo, planificando los partos por cesárea en días laborales y horarios de oficina para lograr un menor coste y una mayor comodidad para los profesionales. Los partos por cesárea resultan más rentables para los prestadores de servicios sanitarios privados debido a que pueden facturar una mayor suma a las aseguradoras, al mismo tiempo que se ahorran muchas horas de trabajo a las cuales los partos vaginales conllevarían.


Se puede dudar sobre la justicia que se presenta al tener un sistema sanitario donde las personas con mayores poderes adquisitivos pueden comprarse un seguro privado y así conseguir una mejor atención a su salud. ¿Pero que valor hay en pagar por una atención privada cuando los prestadores privados frecuentemente actúan contra las normas éticas de la medicina? Realizar partos por cesárea tiene la capacidad de salvar vidas cuando es necesario – pero cortar vientres innecesariamente es un problema de salud pública que no debería permitirse.


- Salomón

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