lunes, 31 de marzo de 2014

Crónica de una batalla… ¿ganada?




Hace unos días hemos conocido el rechazo de los tribunales a la privatización de la gestión de la sanidad madrileña, conocida por todos como plan de privatización del Sistema Madrileño de Salud.

Desde todos los medios se ha interpretado como un golpe al gobierno madrileño que ha conllevado la dimisión del Consejero de Sanidad y, a la vez, como una victoria de la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid que a través de la convocatoria de sucesivas marchas o “marea blanca”, como se le ha llamado, ha librado durante meses una contienda para defender una sanidad pública y gratuita.

¿Pero realmente han ganado unos y perdido otros?

La visión mayoritaria de la población y de muchos sectores es que sí. Frente al intento del gobierno de la Comunidad de Madrid de privatizar la sanidad, la movilización popular lo ha impedido. De esta forma, existiría un ganador y un perdedor.

¿Es esto exactamente así? ¿Es realmente la Sanidad “pública” en toda España? ¿Qué significa exactamente “sanidad privada”?

La diferenciación entre las distintas funciones del sistema sanitario (provisión, financiación, aseguramiento) y la aprobación de la ley de habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud en el año 1997, posibilitaron que la provisión de determinados servicios sanitarios y, en algunos casos, de centros enteros  pasara a ser privada en algunas Comunidades Autónomas. 

Así surgieron distintas fórmulas público-privadas con distintas denominaciones según el lugar donde se instalaran: conciertos para la realización de pruebas diagnósticas o pequeñas cirugías en hospitales privados, asistencia a pacientes terminales o, incluso pequeños centros sanitarios que intentaban mejorar algunos aspectos deficitarios de la sanidad pública, como los Hospitales de Alta Resolución de Andalucía o las  Entidades de Base Asociativa en Cataluña.


De esta forma, aunque la provisión pasó a ser privada, su financiación y aseguramiento seguían siendo públicos, pero este cambio permitía que las particularidades de la gestión de la empresa privada pudiesen aplicarse a la gestión de las empresas sanitarias.

Y si ya se ha puesto en marcha en otras Comunidades Autónomas, ¿por qué no en Madrid?

Aunque desde diversos sectores se insiste en la necesidad de un cambio de modelo sanitario y se afirma que será necesario recurrir a la concertación y privatización sanitaria, la polémica por la sanidad pública o privada parece el intento de determinados sectores por posicionarse a favor o en contra de la privatización. En cualquier caso, ambos se proponen “avisar” a la población de las consecuencias que tendrá sobre el futuro del sistema sanitario, por un lado, no tomar medidas que mejoren la eficiencia y ahorren costes, y de otro, avisar a otros gobiernos (autonómico o nacional) sobre lo que podría ocurrir  en caso de que intentaran llevar a cabo un proceso similar en sus servicios de salud.

La movilización de Madrid, además de ejemplificar la defensa de la sanidad pública en la Comunidad, ha servido como representación de la posición de los distintos sectores implicados y de la opinión mayoritaria de la población española que no está dispuesta a perder ni uno sólo de los derechos que tanto le ha costado conseguir.

La pregunta es… ¿se habrá perdido la guerra?

 

Merfor.


sábado, 29 de marzo de 2014

… Y E.T. DECIDIÓ ATERRIZAR EN ESPAÑA



Tras meditarlo profundamente, y después de leer el primer Post de esta bloguera, el conocido extraterrestre E.T. introdujo en su GPS – Destino: ESPAÑA – y la nave puso rumbo a este rincón del planeta habitado por singulares y peculiares terrícolas.
De camino, pudo leer las bondades del clima y el bienestar cultural, ferias y fiestas, cerveza fresca y tapas de salchichón, tortilla y callos con garbanzos. “El destino ideal” dijo el amigo. “Además, los achaques marcianos están cubiertos por la sanidad”.
Aprovechemos este post para guiar a E.T. sobre la comunidad más idónea para el aterrizaje. Si bien en el primer post pudimos ofrecerle una visión global (planetaria) de los diferentes modelos sanitarios, sería de recibo mostrarle una visión local del mismo. Debe saber E.T. que España, como país, podría denominarse un microcosmos formado por 17 comunidades, con 17 diferentes administraciones y 17 diferentes servicios de todo. Que le quede claro que las directrices generales en Sanidad las marca la administración central, por lo que a priori daría igual venir a Granada o a Calamocha de la Sierra, sus necesidades médicas estarían cubiertas igualmente.
Pero, la realidad es bien distinta. Ten en cuenta si vas a fijar la residencia en Madrid, Andalucía, Cataluña… dependiendo de dónde vivas deberás tener en cuenta que las coberturas son más extensas en un sitio que en otro. Algunas comunidades aplican copagos por servicios y otras se niegan a hacerlo. En algunas, tu descendiente E.T. Jr. tendrá acceso a dentista gratuito. Y por algunas semanas, debías considera echar un euro al bolsillo si ibas a estar por Madrid o Cataluña. Si quieres vivir en Castilla La Mancha, tierra de molinos, debes tener en cuenta que probablemente, y si la justicia no mantiene su decisión, si te encuentras mal por la noche y no vives en algún núcleo de población de cierta envergadura,  tengas que arrancar la nave y tirar como puedas hacia el hospital más cercano (aquí en España no todos son autovías). Y por supuesto, ten en cuenta que por el RD 16/2012, más te valdría encontrar un trabajo en España para poder recibir asistencia sanitaria dentro de las coberturas del SNS, sin que se te facture por ellos.
Aun así, aquí siempre encontrarás profesionales que no te nieguen la asistencia, por profesionalidad y humanidad. A pesar de ir contra las directrices administrativas.
Y al terminar, igual nos echamos unas cañas. Bienvenido E.T.                      

P.

viernes, 28 de marzo de 2014

Un poco desde otro continente


Sabemos que el gasto en sanidad supone un gasto muy alto para todos los países pobres, no tan pobres, ricos y los no tan ricos, este gasto alto en sanidad ha llevado a muchos países a plantear reformas en el sector sanitario y varios están optando por la privatización de algunos servicios o áreas del sector salud. Perú es uno de estos países en los cuales se plantea la privatización como alternativa para “mejorar la gestión del sector sanitario”.
A pesar que las evidencias demuestran que una gestión privada no es mejor que la gestión pública en varios aspectos las "corrientes privatizadoras" siguen su curso, pero en esta ocasión no pienso confrontar una con la otra, si no, deseo manifestar mi incomodidad por el hecho que si conocemos las desventajas de la privatización de los servicios sanitarios no se estén tomando en cuenta en el Perú y el estado siga avanzando con estas medidas. El estado peruano invierte sólo el 4.8% del PBI en salud menos de la mitad de lo que invierte Cuba y muy por debajo de los países de la región pero sin embargo nos venden dicen que es uno de los que más crece, lo comparan con Brasil y China, es verdad que está creciendo pero ese crecimiento no está cerrando las desigualdades, seguimos siendo uno de los países con mayor desigualdad en Latino-américa y en salud menos. Bajo este marco el estado está apuntando la reforma del sector salud hacia la privatización existiendo evidencia que la privatización de la sanidad lo que ocasiona es una disminución de la cobertura, disminuye el acceso a los servicios, más aun en un país donde el gasto de bolsillo para el año 2013 fue de aproximadamente 40% del gasto en salud. Luego está la falta de transparencia de los procesos, el marco legal que se viene evaluando no define cuales son los servicios o áreas que se piensan privatizar, no está definido si el MINSA (Ministerio de Salud) dará en concesión la gestión clínica, la administración de algunos hospitales o todo. ¿En un sistema tan fragmentado como el peruano es la privatización una salida oportuna?. Esta pregunta claro que no tiene respuesta correcta ni exacta (por ahora) pero los escasos estudios que existen advierten que no sería la mejor salida en sistemas tan fragmentados como el peruano.
La manera como se está orientando el futuro del sector salud en Perú está poco orientada a la universalidad y la equidad.

Un error grave que está cometiendo el MINSA y EsSalud es el no haber definido con precisión cuales son los servicios que deben de ofertar las empresas, esto deja demasiado espacio de juego para las empresas pudiendo ofertar los servicios que ellas deseen, pero sin una visión objetiva de la necesidad o ajustada a la realidad de la población, igual de peligroso, o quizás peor, es el hecho que las empresas creen packs de servicios muy básicos sobre todo en zonas rurales que no lleguen a cubrir las necesidades reales de la población. Sin un marco normativo rígido, específico y sustentado el control será una batalla perdida, incluso antes de comenzarla. 

martes, 25 de marzo de 2014

Corte de vientres: ¿la norma en los partos?

Las tasas de partos por cesárea están aumentado en diversos países – un hecho que es incongruente con el modo de parto preferido por las madres. En Suramérica, la región donde más cesáreas se practican en el mundo, estas tasas están llegando a proporciones del 40% de todos los partos, más del doble del límite de 15% recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Cuando dividimos los partos entre el sector de prestación de servicios sanitarios público y el sector privado en países suramericanos, vemos grandes diferencias. Se nos presenta una paradoja. Mientras que las madres perciben que la decisión sobre el modo de parto en el sector público es exclusivamente del médico, en el sector privado esta decisión es discutida entre el profesional y el paciente, llegando así a un acuerdo más justo. Sin embargo, las tasas reales nos muestran otra cara de la moneda.

En todos los países Suramericanos se presenta una mayor incidencia de partos por cesárea en el sector privado que en el sector público, llegando a tasas del 60 - 80% de partos por cesárea en el sector privado en países como Brasil, Chile, México y Venezuela. Es así como se alzan preocupaciones sobre la cantidad de cesáreas que se realizan con el propósito de agilizar los partos para desalojar las camas más rápido y de esta forma permitir nuevas admisiones, complaciendo el ánimo de lucro de las organizaciones sanitarias. El pago por acto, utilizado en muchos sistemas sanitarios, puede contribuir con este deseo de efectivizar el trabajo, planificando los partos por cesárea en días laborales y horarios de oficina para lograr un menor coste y una mayor comodidad para los profesionales. Los partos por cesárea resultan más rentables para los prestadores de servicios sanitarios privados debido a que pueden facturar una mayor suma a las aseguradoras, al mismo tiempo que se ahorran muchas horas de trabajo a las cuales los partos vaginales conllevarían.


Se puede dudar sobre la justicia que se presenta al tener un sistema sanitario donde las personas con mayores poderes adquisitivos pueden comprarse un seguro privado y así conseguir una mejor atención a su salud. ¿Pero que valor hay en pagar por una atención privada cuando los prestadores privados frecuentemente actúan contra las normas éticas de la medicina? Realizar partos por cesárea tiene la capacidad de salvar vidas cuando es necesario – pero cortar vientres innecesariamente es un problema de salud pública que no debería permitirse.


- Salomón

lunes, 24 de marzo de 2014

¿Salud para todos en el año 3.000?



Desde que en Alma Ata (1978) se proclamase la máxima que regiría los destinos de la Sanidad mundial hasta el final de los tiempos, o al menos hasta el año 2000, (Salud para todos en el año 2000), los pensadores del chiringuito sanitario mundial han estado dándole vueltas a la forma de dar respuesta a los retos planteados.

El discurso, más o menos, decía: “Señores ciudadanos: los políticos estamos muy preocupados por los problemas que tienen y sabemos lo que necesitan. Fíense”.  Con el paso de los años hemos visto que, una vez alcanzado el poder, han estado más pendientes de mantener sus propias prerrogativas que de los intereses de los ciudadanos a quienes dicen defender.

¿Y en España qué?

En España el cambio más importante tuvo lugar con la promulgación de la Ley General de Sanidad (1986) y los resultados del Informe Abril (año 1991).

¿Qué supuso esto? Pues, entre otras cosas, el inicio de la desprivatización y funcionarización de la sanidad española, pero también el inicio del debate sobre la viabilidad del mismo. Se consiguió que, por ejemplo, los médicos pasasen de trabajar “en casa” a trabajar para cumplir los “objetivos” de la declaración de Alma Ata: una atención primaria de calidad, accesible y universal, apoyada en una nueva especialidad médica, la Medicina Familiar y Comunitaria. Todo ello, enmarcado en una organización  a la que cada vez se destinaban más recursos económicos.  

Ya por el año 1989 empezaron a alzarse voces que indicaban que la atención sanitaria, por mucho dinero que se aportase, no iba a mejorar.

¿Y ahora?

Como digo, pasó el año 2000 y no se consiguió el objetivo y, llegado el 2014 parece que no vamos por mejor camino. Aunque la declaración de intenciones fue loable, la realidad es que la salud para todos sigue siendo un reto. Más aún, si cabe, después de la crisis financiera mundial cuyos devastadores efectos se están sintiendo especialmente en los de siempre, los más desfavorecidos.

Estas circunstancias de falta de recursos económicos, vuelven a plantear la necesidad de un cambio. El problema es dar marcha atrás en los derechos que los ciudadanos han adquirido, y así algunas de las medidas que se han adoptado consistentes en hacer pagar por determinadas prestaciones o excluir a determinados colectivos del aseguramiento, no parecen compatibles con una Sanidad gratuita, para todos y de calidad.

Para intentar solucionar este dilema la mayoría de las Comunidades Autónomas acuden a distintas formas de provisión privada en aras de mejorar su eficiencia. Pero, si cómo dicen los estudios publicados no existe evidencia de que la sanidad privada sea más eficiente que la pública, ¿por qué se intentan resolver los problemas de la sanidad privatizando, externalizando o haciendo colaboración público-privada?

Como siempre, la solución parece que pasa por los profesionales. Cada vez que oigo hablar de las posibles soluciones siempre se desgranan aspectos relacionados con los profesionales y la rigidez de los sistemas sanitarios públicos para la contratación de servicios. Si después de Alma Ata se les hizo trabajar más horas, ahora la solución parece estar en la precariedad laboral.

La solución no creo que pase por ver a los médicos en alpargatas como dijo Alfonso Guerra (Jerez de la Frontera, 1982), como tampoco lo es negar la evidencia de que lo que la Sanidad necesita es un poco de cordura y sensatez no sólo en los discursos, sino también en la implementación de medidas que consigan una sanidad de calidad, universal y equitativa.


 
Merfor

domingo, 23 de marzo de 2014

ENFERMAR SIENDO UN ESPAÑOL POR EL MUNDO

Todos conocemos el programa de televisión de “Españoles por el mundo”, donde nacionales de España dejan de ser ciudadanos españoles para vivir fuera de estas fronteras ibéricas. Delante de cámara, cuentan cómo y porqué llegaron allí, las geniales y emocionantes aventuras que les han deparado su nueva residencia y todas las bondades que han encontrado en la nueva tierra. Es curioso que  en ninguno de los episodios de este programa muestre la realidad contraria al éxito, aquella en la que españoles lo pasan mal por el mundo.
La situación de crisis financiera, económica, de valores y de casi todo que estamos viviendo en España estos últimos años ha hecho que muchas personas, en estado de desesperación social y económica, decidieran emigrar en busca de una oportunidad que les ayudase a mantener familias que se quedan atrás, en la retaguardia.
Obviamente una de las realidades que se encuentran fuera es que enfermar en otro país no es igual de sencillo que enfermar en España. Y no por el hecho en sí de enfermar, sino por el desafío de sanar.
En un país como Noruega, referencia y paraíso del bienestar social, no formas parte del sistema si no trabajas. Y aún trabajando, debes correr con unos gastos sanitarios copagando por el simple hecho de que te atiendan en urgencias o mismamente en la consulta de AP. O los emigrantes que ven en Alemania su futuro y se lanzan aventureros a encontrar un salario, deben estar prestos a encontrarlos si no desean tener que costearse un seguro médico en alguna de las Krankenkasse tras los primeros tres meses cubiertos por la sanidad española.
Es seguro que cuando alguien decide salir de su casa (país) para entrar en otro como invitado sin invitación, planea su viaje teniendo en cuenta todas y cada una de las nuevas situaciones que se puede encontrar. Pero, en el plano sanitario, no es fácil dar con la tecla. Entender de modelos de provisión sanitaria requiere horas de lectura y compresión; y en los últimos años, estar al día de todos y cada uno de los cambios que ocurren en los sistemas sanitarios de cada país es tarea compleja, puesto que también la crisis ha forzado cambios en la salud.
No estaría de más que Españoles por el Mundo mostrara todas las realidades de la emigración, como manera de ofrecer la visión más fidedigna de cada uno de los destinos.
A los emigrantes… buen viaje, fuerza y hasta pronto paisanos.

 Algunos ejemplos :


P.

viernes, 14 de marzo de 2014

Nueva Gestión Pública en Colombia: la salud como derecho o negocio?

En la década de los 90 se empezaba a dudar sobre la sostenibilidad de los estados del bienestar europeos. Se criticaban los servicios públicos por ser ineficientes e incapaces de responder adecuadamente a los nuevos riesgos y las necesidades sanitarias que conlleva el envejecimiento de la población y consecuentemente el aumento en enfermedades crónicas. La privatización de centros de salud u hospitales enteros y la externalización de servicios sanitarios, bien sean clínicos o no clínicos, son tendencias que siguen las ideas de la Nueva Gestión Pública, que, a partir de los años 90, ha impactado a diversos países. Aunque estas ideas surgieron en los estados del bienestar (países “desarrollados”), estas fueron extrapoladas a países en otras condiciones. Colombia es un ejemplo donde no solo muchos proveedores de servicios sanitarios han sido privatizados siguiendo estas ideas, sino que también la mayoría de las aseguradoras, las llamadas Entidades Promotoras de Salud (EPS) son privadas. Las ideas de la Nueva Gestión Pública no han demostrado lograr una mayor eficiencia, independientemente del nivel económico del país. Además, en el sistema sanitario colombiano, estas ideas han conducido a una profunda crisis. Veremos porque:

En el sistema sanitario colombiano, con su modelo de financiación de Seguridad Social, las EPS son unas intermediarias a las cuales los ciudadanos se deben afiliar para poder obtener los servicios incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS) a los cuales por ley tienen derecho – y los cuales son proveídos por las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS). Las EPS cuentan con dos regimenes de afiliación: el régimen contributivo para los empleados o las personas con capacidad de pago mediante cotizaciones y el régimen subsidiado para las poblaciones de bajos ingresos. Las cotizaciones son recolectadas por un asegurador público en un fondo llamado Fondo de Solidaridad y Garantía (FOSYGA). Por su parte, el FOSYGA se encarga de distribuir los recursos a las EPS a través de pólizas de pago llamadas Unidad de Pago por Capitación (UPC), lo cual quiere decir que las EPS reciben más recursos económicos entre más afiliados tengan. Por lo tanto, estas intermediarias compiten en un mercado para atraer a los clientes a afiliarse con ellos, fomentando así su rentabilidad económica. Esto conlleva a que las EPS tienen un ánimo de lucro que absorbe los recursos del sistema, haciendo negocios perversos con el derecho a los servicios sanitarios para la salud de los colombianos.

Desafortunadamente se ha demostrado que el aseguramiento a los servicios de salud en Colombia por medio de las afiliaciones a las EPS no equivalen a la garantía de acceso a dichos servicios, dado que a miles de pacientes se les ha negado la prestación de servicios sanitarios a los cuales debería tener derecho. El mayor problema está en que las EPS tienen deudas a las IPS que en la totalidad del sistema superan los 2 billones de dólares. Como consecuencia, las IPS no se muestran demasiado animadas a prestar servicios gratuitos y por defecto le niegan servicios a los pacientes. Las negaciones de servicios y sus repercusiones burocráticas a las que los pacientes se ven sometidos, dirigiéndolos incesablemente a diferentes instancias, a dado paso a lo que popularmente es llamado el paseo de la muerte, debido al riesgo de salud que se les impone a los pacientes al negarle servicios sanitarios. El paseo de la muerte conlleva a una prolongación del sufrimiento de los pacientes, a consecuencias clínicas negativas y en algunos casos, literalmente; a la muerte.





Evidentemente, el problema de financiación del sistema sanitario en Colombia es el gran enemigo del pueblo, ya que la corrupción conlleva a que los recursos no sean utilizados donde más se necesitan. Las EPS han demostrado tener un ánimo de lucro éticamente inaceptable, ya que han puesto en juego la salud de los colombianos, conllevando a que el mercado no ha podido distribuir equitativamente los recursos y por lo tanto no se garantiza un acceso justo a los servicios sanitarios, lo cual ha promovido las inequidades en salud de la población. Debido a la débil jurisdicción colombiana, con sus elevados niveles de corrupción, las ideas de la Nueva Gestión Pública, privatizando proveedores y aseguradoras de salud en Colombia, han colocado al sistema sanitario colombiano en una gran tensión financiera y ha dejado una insostenibilidad severa que va a ser difícil de resolver…


- Salomón