1. En países con sistemas
nacionales de salud, con organizaciones sanitarias privadas financiadas por
medio de los impuestos, estos impuestos no serán usados estrictamente para los
servicios de salud, educación, transporte colectivo etc. sino que también
empezarán a nutrir el ánimo de lucro de organizaciones privadas.
2. Las ganancias para la
organización privada deben ser obtenidas por medio de ahorros. Frecuentemente
es el personal sanitario el que se ve afectado, ya que se ven sometidos a
contratos peores, con una incrementada sugerencia de efectividad y eficiencia
en el trabajo. Por lo tanto comúnmente se ven recortes de plantillas,
conllevando a un menor tiempo de atención por paciente. La presión asistencial
se ve incrementada y por lo tanto se pone en juego la calidad de los servicios,
lo cual podría afectar la seguridad del paciente.
3. Si se venden servicios a
organizaciones privadas, el pueblo no podrá votar por políticos que tengan
algún control sobre su gestión. Entre más servicios se privaticen, menos
valdrán los votos en las elecciones democráticas. La participación social
también disminuye, ya que la gestión en muchas organizaciones sanitarias es
considerada como secretos de negocio.
4. Cuando organizaciones sanitarias
se privatizan, se incrementa la burocracia. Las instituciones públicas ya no
tienen el control sobre su gestión y por lo tanto deben vigilar que se sigan
los contratos y las leyes vigentes. Con muchos contratos que tienen diferentes
prolongaciones y constantemente se tienen que renegociar y con un sistema
dividido en diferentes proveedores, se complica la capacidad de monitorizar y
planear los servicios, lo cual también incrementa la burocracia.
5. Las organizaciones privadas no
tienen ningún interés en la distribución equitativa de recursos. Al contrario,
organizaciones sanitarias privadas tienden a querer evitarse los casos
complicados que requieren muchos recursos y que conllevan a poca rentabilidad.
Los centros de salud privados se sitúan en zonas geográficas con recursos
socioeconómicos altos, aunque son las poblaciones de escasos recursos que
tienen las mayores necesidades. Además, son las personas que tienen seguros
privados, alternativamente que pueden pagar personalmente por los servicios,
los que van a tener acceso priorizado a los servicios de proveedores privados,
abandonando así un principio ético importante; la atención dependiendo de las
necesidades. Por lo tanto, las privatizaciones potencialmente son generadoras de
aún más desigualdad en la sociedad.
- Salomón
- Salomón